Martín Chirino


Las Palmas, 1925, Madrid, 2019

Chirino nace en Las Palmas de Gran Canarias en 1925, y con quince años ya trabaja con su padre en el comercio marítimo donde descubre las costas africanas, así como el uso de las herramientas necesarias para trabajar el hierro y la madera en los astilleros del puerto.

A los 23 años ingresa en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando en Madrid, investiga sobre el trabajo de forja, y completa sus estudios en la School of Fine Arts de Londres.
Realiza su primera exposición en el Ateneo de Madrid en 1958, a la vez que empieza a frecuentar artistas como Saura, Millares y Canogar participando en la fundación del grupo ¨El Paso¨, a la vanguardia del arte en España.

A partir de ahí inicia un periplo por diferentes países, de Paris a Nueva York donde sus ¨Espirales¨ son expuestas en el MOMA en 1960.
Chirino es un artista de gran peso intelectual, y realizó una importante labor en la gestión cultural. Ocupó puestos académicos de relevada importancia y recibió multitud de premios y medallas.

Fue presidente del del Círculo de Bellas Artes y dirigió el Centro Atlántico de Arte Moderno de las Palmas.

Martin Chirino fallece en Madrid el 11 de marzo de 2019.

Obras Expuestas

  • Aeróvoro”, escultura de hierro forjado pavonado, 2007.

En el paisaje escultórico español de mediados del siglo XX dominado por dos gigantes como Oteiza y Chillida, Chirino consigue afirmar su personal cuño gracias al dominio del hierro forjado llevando este contundente material tanto a replegarse en potentes espirales como a estirarse, a desplegarse en el espacio, a doblegarse en cualquier caso a la voluntad del artista. En esta pieza que se desenvuelve en energía centrífuga, parece que el metal busca acrecentar el espacio, como queriendo alzar el vuelo.
El nudo central recuerda una incipiente espiral, o más bien un nudo apenas esbozado, como queriendo recordar que Canarias es un punto de unión de dos culturas, de dos continentes como Europa y Africa, un brazo tendido entre dos mundos. Nos lleva a un sentimiento de amplitud, como si el artista hubiera conseguido entender sus propias orígenes, y a la vez abrirse al mundo, abrazarlo sin miedo.
Esta libertad se aprecia de forma indiscutible en este “Aeróvoro” que abarca el mundo propio de Martin Chirino: “la dicotomía espacial entre lo cerrado y lo abierto, lo sedante y lo aéreo, lo compacto y lo transparente, lo grávido y lo tremulante; en fin: lo centrípeto y lo centrífugo, santo y seña del autor.¨ (Calvo Serraller, 2018).