Antonio López
1936, Tomelloso
Antonio Lopez nace en 1936 en Tomelloso, Ciudad Real, en el seno de una familia acomodada dedicada al cultivo de sus tierras. Pese a haber sufrido la Guerra Civil y los años de la posguerra asegura recordar su infancia en el pueblo como una etapa tranquila y feliz. Su tío, el pintor Antonio López Torres, es quien le introduce en el mundo del arte al observar su facilidad para el dibujo y la pasión que pone al copiar, durante horas, láminas del siglo XIX que le pone como tarea.
1949 marca el año del comienzo en su formación artística al desplazarse a Madrid con el fin de preparar el examen de ingreso a la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, y para ello trabaja por las mañanas el dibujo de estatuas de escayola del Museo de Reproducciones Artísticas y por las tardes asiste a los cursos de la Escuela de Artes y Oficios, donde conoce a gran parte de los que más tarde serán sus amigos y principales compañeros de generación: Enrique Gran, Amalia Avia, Lucio Muñoz, Julio y Francisco López Hernández, con los que forma la llamada¨ Escuela Madrileña¨.
Con 14 años es admitido en la Escuela de San Fernando, donde cursará los estudios oficiales de Bellas Artes entre 1950-1955. Al finalizar, viaja a Italia y expone en las salas de la Dirección General de Bellas Artes.
En 1957 presenta su primera exposición individual en el Ateneo de Madrid y meses después viaja a Grecia y a Roma como premio tras haber ganado el concurso de Bellas Artes de la Fundación Rodríguez Acosta y una nueva beca del Ministerio de Educación. En esta etapa su obra pictórica es plenamente figurativa con bodegones, retratos y pinturas de la ciudad, mientras en la escultura trabaja impactantes relieves policromos.
En 1960 comienza a pintar las primeras vistas de Madrid, tema recurrente en su obra. Por entonces mezcla todavía elementos surrealistas al apego a la realidad.
Un año después recibe una beca de la Fundación Juan March, contrae matrimonio y realiza su segunda exposición individual en Galería Biosca (Madrid) con Juana Mordó como directora, que se lo llevará años más tarde cuando monte su propia galería como uno de sus artistas más prometedores. Los contactos internacionales de Juana Mordó contribuyen a aumentar las exposiciones sobre todo en Estados Unidos y Alemania, con lo que consigue que su obra pase a formar parte de colecciones y museos internacionales.
En 1964 comienza a impartir la Cátedra de Preparatorio de Colorido en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, abandonando en 1969 con la intención de dedicarse por completo a su carrera artística. Y será a raíz de la exposición en la Staempfli Gallery de Nueva York en 1968 cuando reciba su consagración internacional, comenzando su obra a incluirse en distintas colecciones norteamericanas, coincidiendo con el auge del realismo e hiperrealismo en Estados Unidos.
En la década de los 70 trabaja escultura, pintura y dibujo a la vez que realiza estudios de luz, utilizando distintas técnicas y formatos con los que logra captar la realidad. Sus largas horas dedicadas el dibujo influirán de forma notable en su pintura posterior. Retratos de personas, vistas urbanas y temas vegetales abundan en la obra de este periodo. Es también por aquel entonces cuando comienza a ser representado por la Galería Marlborough.
Una exposición organizada por la Galería Galatea de Turín produce una gran acogida en Italia y pasa a formar parte de varias colecciones, multiplicándose las exposiciones tanto colectivas como individuales.
Es galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1985.
En el 92, el director de cine Víctor Erice propone a Antonio recoger el proceso creativo del artista mientras pinta un membrillo del patio de su casa y rueda la cinta “El sol del Membrillo” por la que recibirán multitud de premios tanto nacionales como internacionales.
Es nombrado miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando en 1993. El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid ese mismo año le dedica su primera gran exposición antológica, mostrando casi la totalidad de su producción, incluyendo ciento setenta obras entre dibujos, bocetos, pinturas y esculturas, suponiendo la consagración definitiva de su obra, siendo poco después nombrado Miembro de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando de Madrid.
En 1995 representa a España en la Bienal de Venecia junto con Antonio Saura, Eduardo Arroyo y Andreu Alfaro.
En 1998 es nombrado miembro del Patronato del Museo del Prado, cargo que mantendrá hasta mayo de 2009.
En 1999 el Ayuntamiento de Valladolid encarga a Antonio López y a los escultores Francisco y Julio López Hernández una escultura monumental, en bronce, que represente a las figuras sedentes de los Reyes de España. Este supuso el primer trabajo escultórico en equipo realizado por los tres escultores. La escultura se inauguró en 2001 en su actual ubicación, el Claustro del Museo de San Benito de Valladolid, hoy Patio Herreriano.
En cuanto a premios se refiere 2004 es uno de sus mejores años al ser nombrado miembro honorario de la American Academy of Arts and Letters de Nueva YorK, al recibir la medalla de honor de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo y el Premio Ciudad de Alcalá de Henares de las Artes.
En la actualidad, Antonio Lopez sigue residiendo y trabajando en Madrid.
Obras Expuestas
- “Rosas de Ávila”, grabado sobre cuatro planchas de fotopolímero, (19 colores) sobre papel Hahnemühle y Chiné-collé, 2018.
- ‘Rosas de Invierno’, siete planchas para un grabado, litografía y aguafuerte, 2015.