Leonard T. Foujita


Tokio, 1886 - Zurich 1968

Pintor, diseñador, decorador e ilustrador de origen japonés nacionalizado francés, Foujita fue adorado en los años 30 tanto por su exotismo como por su originalidad. Amigo de Picasso y de Modigliani, trabaja sus dos temas predilectos, la mujer y los gatos, con un estilo caligráfico que recuerda la tradición japonesa.

Un flequillo, un pendiente, unas gafas redondas pequeñas y un minúsculo bigote fueron siempre su carta de presentación.

Foujita tuvo la fortuna de nacer en 1886 en una familia abierta a la cultura occidental descendiente de una antigua saga de Samurái.

Con 19 años es admitido en la Academia Imperial de Bellas Artes de Tokio, pero su sueño es conocer París donde se instala en 1913, un año antes de la Primera Guerra Mundial. Tras una paréntesis de tres años de exilio en Londres, vuelve a Montparnasse donde conoce a Picasso, Marc Chagall, Soutine, Modigliani... y Diego Rivera. En pocos meses se ganará la admiración del barrio bohemio tanto por la sutileza de su pintura como por su refinada educación, y su atractiva y extravagante apariencia. Se convierte en el pintor más de moda de la Escuela de Paris. Se casa con la que será su gran amor, Lucie Badoud, que le dejará por un poeta.

Foujita se dedica a viajar y recorre el mundo entero acompañando las presentaciones de sus obras. Brasil, Argentina, Bolivia, Perú, México, Estados Unidos, Cuba... y Japón fueron algunos de los países donde expuso su pintura siempre con notable éxito.

Durante la Segunda Guerra Mundial se convierte en artista oficial del Imperio Japonés. Pero en los años 50, harto de la violencia de la que es testigo en su país, decide volver a Francia y convertirse al catolicismo, tras haber tenido una visión mística en la ciudad de Reims.

Su última gran obra fue una Capilla en esta ciudad, en la que diseña la arquitectura, las vidrieras, la orfebrería, los forjados y las esculturas, pintando cerca de cien metros cuadrados de frescos en su interior.

Sus restos descansan por fin ahí.

“Creo que los felinos han sido regalados a los hombres para que puedan, junto a ellos, realizar el aprendizaje de la mujer”. Con estas palabras Foujita expresa la gran predilección que siente hacia esta animal que solía incorporar en sus autorretratos. Un lazo de confianza, de intimidad y de absoluta fidelidad le une a él...¿acaso reemplazando la que no tuvo con las mujeres de su vida?

Obras Expuestas

  • “Autoportrait au chat”, punta seca en papel vitela, circa 1925.