Marina Abramovic


Belgrado, 1970

Marina Abramović (Belgrado, 1946) vive y trabaja actualmente en Nueva York. Es considerada una de las pioneras en el uso de la performance como una forma de arte visual y efímero.


Durante la década de 1970, estudia en la Academia de Bellas Artes de Belgrado. Destaca, a partir de aquel período, la creación de algunas performances más importantes, entre ellas “Rhythm 0” (1974) en la que se ofreció como objeto de experimentación para el público, y “Rhythm 5” (1974) donde permaneció en el centro de una estrella de cinco puntas puntas en llamas hasta casi perder el conocimient.


De 1975 a 1988, Abramović y el artista alemán Ulay, que será su pareja en los siguientes años, colaboran estrechamente abordando las relaciones de dualidad. A partir de 1989 rompe su relación con Ulay retoma su actividad artística en solitario. Marina Abramović fue una de las primeras artistas de performance eny ser aceptada formalmente por la esfera institucional del arte a nivel internacional, lo que le ha permitido celebrar exposiciones individuales tanto en Europa como Estados Unidos durante un período de más de 25 años.


En sus perfomances, Marina Abramović explora los límites del auto-descubrimiento a través de experiencias extremas. Se unen lo conceptual con lo físico, resistencia con empatía, complicidad con pérdida de control, pasividad con peligro. Para Abramović, el cuerpo es tanto sujeto como medio de expresión artística. Al explorar los límites físicos y mentales de su ser, resiste el dolor, el agotamiento y el peligro, en la búsqueda de una transformación emocional y espiritual.


La perfomance es sin duda un género desconcertante pues refleja el rechazo por el artista de los parámetros que determinan históricamente la creación artística. El soporte material y duradero (tela, madera, piedra, metal, etc.) deja lugar a una experiencia efímera ; la distancia jerárquica entre el creador y su audiencia se diluye para establecer una interacción entre ambos ; las instituciones elitistas (museos, palacios, escuelas de arte…) y eminentemente capitalistas (galerías, casas de subastas…) que rodean al arte son abolidas para generar una experiencia artística realmente transversal y accesible a toda clase de público.


El “arte de la performance” puede ser asimilado a la gran familia del arte conceptual. No obstante, sus orígenes lejanos radican en los eventos teatrales imaginados en los años 1910 por los dadaístas. De hecho, el dadaísmo se nutre de una serie de planteamientos que inspiran más tarde el arte de la performance: por un lado, rechazo de cualquier sistema o código establecido, hasta el momento, en el mundo del arte y, por otro lado, defensa de la espontaneidad, de la libertad, de la contradicción, de la incoherencia, de lo absurdo. Desafiando a la racionalidad y al sentido estético clásico, el dadaísmo sienta uno de los pilares sobre los cuales será erigido el arte de la performance. En los años 1960, este último se desarrolla a partir de los action paintings de Jackson Pollock (imágenes suyas en plena actividad pictórica capturadas por el fotógrafo Hans Namuth), de los primeros happenings del compositor estadounidense John Cage y del movimiento internacional Fluxus, encabezado por el artista alemán Joseph Beuys.


Contrariamente a las artes escénicas, el arte de la performance no pretende entretener al público, ni tampoco entra en el marco rígido de un guión. Las performances no son actuaciones en el sentido estricto de la palabra sino un tejido de acciones, reacciones e interacciones entre el artista y su público. Se señala a menudo que los artistas desplazan, a través de la performance, la relación entre la obra y el público pues, in fine, estos dos se unen de manera espontánea para espolear la reflexión o la toma de conciencia de los participantes.


La naturaleza efímera e irrepetible de las performances ha conducido desde el principio a que se documenten en fotografías o vídeos. Marina Abramović propone, con las obras aquí expuestas, explorar la relación del artista de performances con el soporte de su obra. ¿Cómo trasladar en un objeto físico y pesado la experiencia inmaterial e inasible de la performance?
En esta propuesta artística, Marina Abramović expresa la especificidad del arte de la performance a través de una serie de objetos atípicos que se encuentran en la intersección entre el soporte natural y el uso de una tecnología de punta, entre el plano en dos dimensiones y el relieve, entre la oscuridad y la luz, entre el frío alabastro y la calidez de los rasgos, los pliegues de la piel y las venas de la artista.

Obras Expuestas

  • “Five stages of Maya Dance”, alabastro con técnica 3D, LED, 2013.